Si a la hora de sentarnos a jugar al mus, tenemos un plan trazado y somos capaces de percibir lo sutil, adelantándonos al juego de los rivales, la victoria estará en el bolsillo. De esta manera, las victorias en el mus no sólo son fruto, como muchos creen, del azar o de la casualidad sino que vienen dadas por el buen posicionamiento de algunas parejas en la partida.
Jugar bien al mus no es algo sencillo, pero cuando eres capaz de percibir las señales que delatan a los contrarios, es más fácil ganar.
Cuanto filosofo anda suelto, jejeje.
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